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A Comer (si van a Guadalajara)

A Comer (si van a Guadalajara) Mariscos El Negro

Grupo Reforma
gl_othon@mural.com
México.-Si en el mar, la vida es más sabrosa, en Guadalajara los mariscos lo son más. Bueno, tal vez no más sabrosos, y definitivamente no más frescos, pero sí se devoran con doble fruición, la que da el hambre, y la que otorga la añoranza.

Como si al comerlos nos pudiéramos transportar a la playa de nuestros sueños y desvaríos, ya fuera en el cercano Pacífico, en el evocador Golfo de México, o el despampanante Mar Caribe. O por qué no, el añoso Mediterráneo, los lejanos mares del Sur o cualquier otro, hasta donde su abundante cartera o su febril imaginación lo lleve. Qué más da. Este lugar anuncia que proximamante tendra una nueva sucursal sucursal (en avenida patria con el famoso chiruzo como parte del nuevo equipo de socios) aunque si la memoria no me falla puedo decirle que existe otra sucursal con el mismo nombre que se debe a un lamentable cisma familiar, que no viene a la caso relatar aquí.

Vamos a comer. De hecho, yo lo hago aquí con cierta regularidad, y aunque me he recetado cualquier cantidad de platillos, aún no he terminado de probar todos, y la causa es que tiendo a reincidir en algunos de ellos. Ésos son los que a continuación describiré.

Primero, un par de consejos. Trate de llegar temprano, pues el lugar puede abarrotarse. Y si no conoce a fondo la carta, le recomiendo tomar asiento en la barra, donde por lo general se encuentra el anfitrión, y pídale consejos o hasta variantes de los platillos. No hay problema. Eso sí, hágalo temprano, pues si el lugar está "engentado", les será más difícil atender a sus caprichos.

La decoración, ya imaginará, es típica. Un par de gigantescos peces espada, algún cartel taurino, la tele encendida en un canal deportivo, el fondo de las paredes color azul cielo, en fin, sabor auténtico de marisquería.

Le recomiendo iniciar con un par de tostadas. La tostada de cebiche ($10.00) o la de marlin ($10.00) son de rigor. Pero ya le dije, no se limite: pida una de delicioso pulpo o de camarón, para variar.

Para tomar, le recomiendo una agua de Tlacote, que no es sino su versión de las micheladas, herencia de los tiempos en que la discreción ayudaba al pequeño contrabando callejero. No me pregunte más.

Si anda en plan botanero, pase a las tortas ahogadas de
camarón o pulpo ($28.00, la entera). Más que ahogadas, son tortas con una salsa espesa, algo picante pero sin llegar al punto de calcinación de paladar. Su sazón es muy especial y definitivamente recomendable.

Si por el contrario, busca algo más tradicional, inclínese por un pozole de mariscos mediano ($60.00) o grande ($80.00). A pesar de su nombre, no contiene granos de maíz reventado, como han llegado a experimentar en otros restaurantes jaliscienses -yo probé tal variación por el rumbo de San Patricio-, sino que es servido en un plato pozolero, y como el caldo es espeso por los aderezos y condimentos varios, da una textura agradabilísima, parecida a la afamada cocción jalisciense. Este coctel puede incluir toda la oferta de mariscos cocidos del local, que no es escasa, o sólo los que sean de su muy particular gusto.

Quedan muchos platos por reseñar: desde los clásicos guisos al mojo de ajo o a la diabla, hasta la versión a la naranja que aplican a los mismos, o una muy particular mezcla de todos que, la verdad, no está nada mal.

Además, si le queda hambre e recomiendo los tacos blandos, en particular de pescado, estilo La Paz, o los dorados, de pulpo o camarón, con salsita de las ahogadas. Le van a encantar.

Comida +++½
Servicio +++
Ambiente ++½

1 comentario

Raquel -

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